...y de fondo: Tout Doucement - Feist
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Siempre que "piso-el-acelerador" y compruebo como, efectivamente, para dejar algo atrás en un santiamén basta con un gesto así de simple, me estremezco. No tanto por la euforia o por el vértigo de la velocidad, las curvas, o la posible pérdida de control; más bien porque el instinto me ha revelado que no es tan fácil ni tan absurdo correr y correr hasta perder de vista todo lo conocido, asumiendo los riesgos, llegado el momento preciso, de hacerle caso a la voz que siempre nos grita un "no te detengas". Y creo que yo aún le sigo haciendo caso...
Matices. La canción no tiene desperdicio. Ayer, mientras me traducían la letra e improvisábamos una versión imaginada a dos voces, piano y flauta pensé un poco en el concepto velocidad; en todos los presagios que me invadieron el 30 de diciembre en aquella mesa de la calle Urgell; en el principio de Múnich y sus horas muertas en la habitación de hotel; en mi bufanda verde/azul de Manhattan; en la película (CRAZY) que empecé a ver en el tren, en la pantalla del Mac; en la llamada que tuvo lugar este último viernes...
En definitiva, en todo lo que me resulta simbólico y que aún se esconde en mi tintero, aún a mi pesar. Va saliendo en cuentagotas, para bien y para mal (más de lo primero que de lo segundo).
Dejo este poema, que leí en LA MALA ESPINA (enlaza2) hace un tiempo, y que para mí tiene su lugar en este post... Por la ironía, y las sonrisas que siempre me provoca leerlo.
MOMENTOS QUE NO TIENEN PRECIO
Llegar al fin
hasta la puerta
de tu casa,
entrar,
echar todas las cerraduras,
y, como quien saborea
el sabor de la venganza
decirlo:
"ahí
os quedáis,
hijosdeputa".
Karmelo C. Iribarren, Desde el fondo de la barra, 1999.
"Vi una guitarra muda en la playa
Y cientos de canciones pasar
Y cientos de maneras tuyas.
Hey, no es mi intención cargar con la culpa,
No siempre estoy dispuesto a vivir
Frenando en casi todas las curvas,
Ni levantándote las faldas al bailar
Cuando las dudas nos empiezan a crecer.
Que todavía podría encender
dos lunas en tu espalda
Oliendo a cuero y al amanecer
A ver cómo me tratas,
Que todavía podría encender
Dos lunas en tu cara
Y una tormenta después.
Hey, más vale que la luz nos descubra
Saliendo de los bares por fin
Si vuelven a dejarnos a oscuras
Hey, la alegría te muestra desnuda
Y se ofrece desnuda ante mí
Y se mezcla con agua de lluvia
Cuando las gatas no se atreven a salir
De los que nunca perdonamos, cuídate."
No, no. Correr no es tan fácil. Pero sí es efectivo. Cada vez qeu algo sale más, me monto en un autobús... Aunque casi siempre con un billete de vuelta.
No solo te diría ¡no te detengas!, añadiría un ¡salta valiente!.
Todos en algun momento queremos seguir corriendo, haciéndole caso a esa voz... mientras escucho una canción... (te la diré)
:*
...si es una huida, siempre debe de ser hacía delante, ahora bien,
cuando es estampida o desbanda...siempre dará igual, caiga quién caiga y ahí es cuando yo justifico la violencia de los cóbardes
o elijo color del miedo...
Digo yo, que la velocidad dependerá sobretodo de saber el sitio al que quieras llegar; no como horizonte, está claro, sino como otra ruta, un lugar de interés más en el que vale la pena detenerse. Es muy difícil tomar impulso estando desorientado o perdido, y además es un riesgo inútil; todo es tan parecido en mitad de la nada Por eso la velocidad tiene que ver con las ganas, con la intensidad, con el entusiasmo, con el hecho de que basta mirar una cosa para que se vuelva interesante, y no todos saben mirar... Pero tú sí.
Sé que una vez te dije que ibas acelerado, y sonó a reproche. Bueno, pues aprovecho para rectificar... Es simple envidia.
No corro ni siquiera cuando llego tarde, que es siempre. No me gustan los desplazamientos, por eso los anulo transformándolos en observación detenida y sosegada. Nunca me dirijo a, simplemente ando por.
Lo mío son los gestos pausados, la conversación tranquila, buscar la palabra precisa y la copa de vino.
Pese a todo, alguna vez he envidiado lo opuesto. A menudo pienso en lo que se podría hacer con todo ese tiempo perdido. Pero en el fondo sé que no lo perdí. Lo llevo conmigo.
Si alguna vez nos encontramos en el bar verde te lo contaré. Pero con calma.
Ahora mismo estoy pisando el acelerador... pero se me ha olvidado meter primera. La cuestion es que lo mio no son las medias tintas... Deberia provar conh quinta o calarme para siempre.
Hay veces que no quieres correr pero la vida te lleva a velocidades en las que crees estar volando. Tus pies intentan frenarte pero las circunstancias y tu instinto te hablan y te dicen que el miedo a la altura es mejor que seguir estancado en tu agujero.