...y de fondo: Los motivos - Quique González
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"Por esos días, había que tener talento para no morirse. No cabíamos en nuestros calzones ni en nuestro sueño, caminábamos sin mirar para atrás, fumábamos como si fuera un acto de lucidez y tomábamos café negro para disipar el espanto. Nos rondaba la sospecha de que cada mañana iba a ser la última, y algunas lo fueron. Cometíamos tantos errores que se hubiera dicho que se trataba de un sistema de vida. En fin. Imprescindible era odiar la ciudad, y había que odiarla matemáticamente, cantando, fascinados, enroscándonos en la ebriedad de ciertos deseos que nunca se malograron. No teníamos vuelta, eso estaba claro, pero había que quemar las naves.
Mi estado es el del tanatólogo Hurtadito cuando entra a la morgue, mira a su alrededor y dice: 'Estoy rodeado de muertos, pero me siento solo'.
Escribo, feliz y algo borracho, fumando un miserable Hilton. Escribo con talante de réquiem y de baile, y con el delicioso olor de los dramones. Pienso en Natalia, y en Lucía. Pienso en todos nosotros y en ese tiempo tremendo, en lo que quisimos ser y en lo que fue, en la risa, en el pavor, en los vestigios de esa adolescencia que nunca tuvimos. Pienso en aquello que estaba siempre a punto de ocurrir, en el olvido, en la ternura, en lo que nunca se dijo. Una bufanda, un cenicero, algunos libros, rabias, carcajadas, sueños, muertos. Cuántos muertos.
(...)
En la palma de la mano estaban los sobrenombres. En el aire todo el resto, y ahí quedó. En la disyuntiva de todos los destinos posibles, dejábamos caer un dedo ciego sobre el mapa. Había que atenerse a las consecuencias, huir siempre antes de que fuera demasiado tarde. Y había que gritar, bailar, beber, reír en cantidades monstruosas. Hacía daño mirarse mucho rato a los ojos. Ante la imposibilidad de elegir, la fórmula era tomar un libro como si nada, discutir sobre el desamor o sobre menús, salir a andar en bicicleta, caminar bajo la lluvia, seguir bebiendo, seguir riendo, qué sé yo. Poner cara de duda cuando alguien nos decía la hora. Fotografiarnos obscenísimos en el baño preservando sólo el pudor de la Maja Desnuda. Hacer un huevo frito y ponerle vino. Caminar en puntillas sobre una pandereta. Hablar de nosotros como si se tratara de dibujos animados. Disfrazarse todos de corsario y declararse en ayunas simulando una jornada de iniciación. Daba lo mismo. Siempre supimos que perder el tiempo era el mejor modo de ganarlo..."
Ana y Otto, Pessoa y el desasosiego...primavera y alergias.
Mensajes como el de Roberto: Y hay veces en que el mundo resulta mucho más fácil de ser asimilado, cuando contemplamos nuestra vida en tercera persona. Desde arriba, desde el más afuera de los lados posibles. (Rodrigo Fresan 'Historia Argentina')
Hay personas que observan y hace de eso una forma de vida, que complementa (o condiciona) su forma de actuar.
Es el destino de la brújula errante.
Miremos... nuestro espacio interior. Naturaleza sangre. Es un proceso, la construcción de nuestra ideantidad.
Buscamos espejos. A veces los espejos se mueven, y nos movemos también nosotros, por el reflejo que buscamos, o los cambiamos por otros, o nos quedamos sin ellos.
Salimos o nos quedamos, pero buscamos referencias sobre las que construir algo. A veces, lo destruimos, volvemos a empezar.
Queda el recuerdo.
Algo? La identidad, dicen unos. Una identidad fuerte siempre se asocia al poder, algún tipo poder.
No es tan sólo la estética, que también lo es.
Es algo más. En esa búsqueda todos pretenden (pretendemos) la aceptación y el reconocimiento de alguien más...
El derecho a ser, ni mejor ni peor. A veces sólo se desea el amor, a veces no.
Pasa el tiempo. Todo cambia, la suma de nuestras identidades se multiplica. Buscamos más estanterías y nuevas perchas cuelgan de nuestros armarios. Hay que añadir nuevas prendas.
Qué tipo de hábito es el que hace al monje? El vestido del cuerpo o el del alma. Puede que ambos.
Hay tantos textos en Pájaros, no lo imaginaba. Todo desfila ante mi mirada hambrienta, la música explota... y veo espejos... y siento que es tan sólo el principio.
Algo se refleja ahí, no sabemos qué es exactamente.
Estados de ánimo (y se escucha la voz de Benedetti).
No hay amenazas, todo son ventajas. El camino avanza, nuestra identidad evoluciona.
Agregar, poco...el inicio de la novela es sublime (y toda ella).
Lucia y Natalia. EM gustaria saber si alguna de ellas tiene, de verdad, una identidad: O son las mismas. O pueden ser cualquiera o todas juntas.,Los pequeños gestos que nos llenan,a veces.
PAra estos dias que vuelven con lo amargo de antes, un poco de aire nuevo...naturaleza sangre..mensos pastillas...menos rencores, a relajarse que tod tiene que ir bien. cerrar los ojos y descansar cuando no se puede. sin embargo, aun estoy vivo y lo seguiremos estando.
Yo no quiero ser yo. La vida entera
la gasté en reinventarla, como un fénix doméstico.
Me fui sobreviviendo como pude.
Yo no sé quién soy yo. Tal vez la máscara
debajo de la cara. La pregunta.
Yo no pude ser yo. Y el minucioso
trabajo de vivir sin heroismo se quedó para otros.
La verdad es la triste descripción del secreto.
No quise ser verdad. Quiero ser Nadie.
el tiempo no viene, se va..hay cosas que quedarán..el tiempo no se gana ni se pierde, el tiempo nos gana, o al revés..ganarle al tiempo, díficil..esto es una incógnita..
y hoy ¿qué podemos hacer, Xavi?
yo puedo irme, y seguir construyendo un sueño que cambia cada día. Puedo quemarme las retinas con ésta luz que esconde voces como la tuya, y al final se callan, como empezaron, aunque quisieramos oirlas. No sé qué significa, pero siempre vengo aquí cuando no sé donde estar
Quien era yo antes de verte
por los caminos anduve solo
cante canciones, busque en la noche
y en una carta tire la suerte
Quien era yo cuando se fueron
sin brujula y sin norte,
corriendo contra el viento
Volver a la manada
despues de haber dejado todo
despues de haber andado
la ruta de la soledad
Ya caminamos 10000 km de amor
y seguiremos hasta que el rio llegue al mar
y nadaremos sobre la rompiente
Quien era yo
quien era yo
quien era yo antes de verte
Y ahora estoy parado
en medio de la llanura
hacia adelante todo
y atras lo que se va.
Una manera virtuosa y maravillosa a la vez de escribir es haciéndolo invertir al tiempo, cronológicamente de espaldas, como subir las escaleras del reves al igual que nos recomienda el viejo Julio Cortázar. Ciertamente el paisaje deja de estar lleno de impresiones y van siendo corregidas y mejoradas las definiciones al respecto. Y algo similar es la infancia o la juventud, la dulce época que me resisto a dejar para dejarla de una forma en que a la vez la llene de honra. Y todo esto porque creo que tras leer esto que causa mi respuesta, dejé unos días ya más allá, una fina corriente de olvido se ha llevado mis recuerdos consigo.
Una vez hubo ángeles... aún los hay, pero en una versión diferente...
Ellos cantaban... bailaban...
Todos juntos convirtieron a la noche en día y lograron apropiarse cada uno de un color... entonces, ya no sólo eran ángeles, sino que eran colores... ocho distintos, pertenecientes a un mismo arco iris, adornando el mismo paisaje; ese donde se juntan la lluvia, el cielo azul, las nubes y el sol de una vez... a veces la luna...
Hubo sonrisas y lágrimas por millones... viajes allá, donde no hay televisión ni radio; sólo los colores, el lago, un secuolla de tronco rojizo y piscolas, mate, pan con mantequilla...
Ocho colores domesticados... todos ellos; así, como el Principito con el Zorro, se esperaban, se soñaban, se amaban, se amarraban las muñecas con cintas de razo...
Los ritos nacieron, cada tradición con su respectiva banda sonora y solemnidad... entonces aparecieron las campanadas de las doce en los nuevos años de cada color... entonces vino "la palabra", "el brindis", "el corazón abierto", las meditaciones... más...
Y se vinieron los años encima... la edad cayó encima. Cabe preguntarse: "¿y eso?, ¿qué tiene que ver?"... tiene, y mucho, porque los años y la edad no llegaron solos; llegaron de la mano de la muerte, de esa maldita despedida que todo mundo da por cierta, pero que nadie espera; por lo mismo, nunca se le prepara una bienvenida... y para los colores no fue distinto...
Las tradiciones desaparecieron... también las noches-día, las cintas de razo...
Llegó la razón que opacó a la locura.
Pero los colores no han desteñido; están ahí, esperando ser rescatados por algún pintor que los use para dar vida a otra obra maestra... para ilustrar una nueva leyenda (otra tan increíble o mejor que la que ya se escribió)...
... al menos, uno de esos colores así lo desea... porque así lo necesita...
... porque, a veces, volar solo no es lo mismo que llevar siete estrellas en el cuerpo...
"Para Welwood, la identidad se relaciona con lo estático de la persona, con la rigidez de la conducta, con ser siempre el mismo y responder a un esquema desarrollado con la educación y no con la evolución.
Empecé a asociar 'identidad' con 'identificación', y a ésta con la idea de ser idéntico a un modelo trasladado como mandato. Entonces me di cuenta de que el concepto de identidad se derrumbaba de aquel lugar deseable y caía hasta este que hoy ocupa como enemigo del dinamismo de las personas sanas.
En el sentido en el que hoy la entiendo, la identidad es, de alguna manera, el resultado de un gran empeño de nuestra época de ignorantes y también, paradójicamente, el emblema de nuestra cárcel.
En la ignorancia se defienden pocas cosas, pero una de ellas es el derecho a tener una identidad claramente definida.
Después de todo lo caminado, el concepto de identidad ha perdido aprobación en mis esquemas referenciales. Ya no me gusta porque desde esta definición no es el resultado de nuestro crecimiento interno, sino el resultado final del cóctel de introyectos y mandatos que otros han configurado para mí.
Mi identidad es el yo amaestrado, es Adán antes del Paraíso, es el mono de circo que hace lo que no quiere para agradar a quien lo alimenta.
Esta identidad, al menos, es producto de mi actitud sumisa y no el resultado del desarrollo de ser yo mismo."
Este etxto, robado de nuestras propias sensaciones, caminadas, tomados todos de la mano, caminando por la ciudad, perdidos, desintegrados.
Encontré otro fanático de Hurtadito...
Gracias
Adiós