...y de fondo:
So alive - Ryan Adams
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Ahora que no estás, en mi cabeza se repiten nuestras conversaciones y tengo una tormenta de imágenes. Recuerdo los momentos que compartimos: dos o tres cenas, el señor que insistía con las flores (y que al final nos regaló una), aquel concierto de Carlos Chaouen y aquel otro de Fito Páez, la noche que nos conocimos, tu timidez, la sonrisa que te arranqué algunas veces, aquel libro lleno de páginas en blanco que me regalaste para que escribiera algo, escuchando una canción a medias en el discman... Me sorprendo releyendo nuestros antiguos correos, siempre animándonos el uno al otro, aquella chispa de locura que te caracterizaba. Recuerdo nuestra última conversación telefónica, la tensión de aquella cita, tus calles de Vigo siempre nubladas, tus días en Barcelona llenos de paseos solitarios... Poco imaginaba entonces el valor que hoy adquieren aquellos momentos fugaces que me dejaste. No hay nada que hacer.
Y así, de repente, me quedo mirando el número de tu teléfono en la agenda del mío. Y te mando, como tú decías, miles de besos y un abrazo, aún sabiendo que llego demasiado tarde a esta cita postergada y que, en realidad, ahora mismo me encontrarías enfadado y disgustado. Descansa en paz, Bárbara. Se te echará de menos.