FITO PÁEZ, la noche furiosa del divino argentino
El cantante estuvo siempre más agresivo que seductor, más excesivo que superlativo
NANDO CRUZ
ARTISTA: Fito Páez
LOCAL: Razzmatazz
FECHA: 4 de noviembre
La vida de Fito Páez ha dado un par de vuelcos trascendentales. Sin pareja ni discográfica, el argentino lleva a escena un Naturaleza sangre malherido y autoeditado en una gira especialmente eléctrica y descarnada. A diferencia de su última visita, en la intimidad del Teatre Joventut, ahora reivindica su supervivencia acentuando, aún más, el ya desmedido fitocentrismo de sus conciertos.
Divo y mundano, Fito Páez posee una cualidad de la que carece cualquier posible homólogo del rock español: es capaz de hacer brillar la peor de sus composiciones cuando el riego de la inspiración llega hasta su garganta. Su voz siempre da una vuelta más a la melodía y así no puede haber dos tomas iguales de una misma canción. Sólo por eso ya merece la pena asistir a sus conciertos. Sólo por eso, e incluso en los momentos más espesos de su actuación, había que estar atento para adivinar por dónde brotaría la chispa interpretativa.
Pero Páez es la irregularidad hecha artista y esa chispa sólo aparece a rachas. Además, no fue ésta su actuación catalana más inspirada. Más que nada, porque tampoco Naturaleza sangre es su mejor disco. Acelerado, urgente, a veces enredado y hasta chirriante, Fito ha hecho de su romanticismo visceral, poético e incontenido un campo expresivo donde se mueve como salmón río arriba. Engulle rock setentero, funk, soul y power pop con innegable personalidad, pero su tempestuosa intensidad a veces funde los plomos. Y el martes tenía tal necesidad de reivindicarse que no hubo forma de frenarlo.
|